El Gran Premio; Un relato de
otra de esas tiendas Fernando Galindo Soria Tenayuca, MegaCiudad. de México a 7 de octubre
de 2019 Ir a Cuentos de Fernando Galindo Soria http://www.fgalindosoria.com/art/literatura/cuentos/ Ir a http://www.fgalindosoria.com Caminando por la
avenida que usó cuando voy al mercado, me extraño encontrarme con una tienda
que no conocía, en medio de 2 edificios, donde según yo no existía nada. Lo que más me extraño
fue ver lo deteriorada que se veía, como si tuviera siglos de existir ahí,
los vidrios sucios, la puerta herrumbrosa y así todo el lugar, pero como me
llamo la atención, entre y me encontré con un montón de mesas y estantes,
donde se encontraban "ordenados" diferentes tipos de materiales, en
unos tenían herramientas como desarmadores, pinzas, brochas y mucho más de
esos adminículos, en otro, se veían montones de bolsas de diferentes tipos y
colores y así muchos otros materiales, lo que no vi por ningún lado fue quien
me atendiera. En esas estaba cuando
escucho una voz, casi pegada a mis espaldas, buenas tardes caballero,
bienvenido a mi tienda, volteo y veo a un anciano muy acabado, pero con un
porte distinguido, que continúa diciendo, elija lo que quiera, por ejemplo,
aquí tenemos todo tipo de botellas, que realmente no se
que tengan, ya que hace muchos años que se sellaron
y cuando me las vendieron me dijeron de unas que tenían esencias para atraer
el ser deseado, otras tienen agua de lugares santos, en fin algunas tienen
genios muy poderosos y también se
puede ganar el gran premio y conseguir demonios terribles. Disculpe, lo
interrumpí, ¿no tiene libros? y me contesto, claro que si,
venga para aca y me mostró una zona llena de todo
tipo de documentos, diciéndome, mire por ejemplo estas son las actas
fundacionales de Roma, este es el libro original de Paracelso y continuó
mostrándome 2 páginas, todas ajadas y me dijo, mire este fue el folio
original de donde copiaron las Tablas de la Ley. Como vi que se podía
seguir todo el día lo interrumpí y le dije, esperé, que son esas cosas,
volteándose a donde le señalaba me dijo, esas son lámparas, si las frota y
limpia algunas le puede dar luz o algo más. Al final me decidí y
le pregunté por una de las botellas y me dijo que costaba 5 pesos, le dije
que le daba 1 peso y al fin quedamos de acuerdo en 2. Salí cargando mi
botella como niño deseando llegar a casa para ver mi regalo. En cuanto entre me
senté y rápidamente abrí la botella, esperando oler un perfume o ver que
tenía y en el momento que la abrí, me di cuenta que me había ganado el gran
premio, cuando salió un demonio horrible que de un bocado me trituro. |