Dos Fósiles

Fernando Galindo Soria

Ciudad de México, a 10 de Junio del 2012

 

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Estaban dos fósiles, estudiantes con muchos años en la universidad y que no avanzaban en sus carreras, en su lugar favorito, echados al fondo de una sala enorme, cuando paso el jefe de mantenimiento, junto con algunos de sus técnicos, arrastrando un montón de piezas de metal y al verlos los llamo, ¡vengan ustedes¡ ayúdennos a cargar, el par de fósiles, refunfuñando, comenzaron a arrastrar unas piezas grandes de metal y la llevaron a los talleres de la Universidad, y así estuvieron durante un buen rato arrastrando piezas, al final el jefe les dio las gracias y les dijo que los quería ver al día siguiente temprano.

 

Increíblemente, al día siguiente los dos estaban en su lugar favorito, esperando al jefe, que cuando los vio los puso a llevar piezas destrozadas al taller, y así estuvieron ayudando durante varios días, hasta que un buen día uno de ellos pregunto, ¿y para que quieren este desperdicio?,  y el jefe les contesto, todo este material lo recuperamos y aprovechamos, miren ahí a los operarios como están, limpiando , arreglando y armando las piezas.

 

Al verlo, los dos fósiles se emocionaron y con el espanto de los técnicos se pusieron a ayudar, tomaron un monto de piezas que estaban trabadas formando una maraña de metal y la empezaron a estrellar contra el suelo, hasta que lograron desarmarla dejando un monto de piezas sueltas.

 

Les gusto tanto que, al día siguiente, estaban desde muy temprano esperando a que abrieran las puertas de los talleres, y cuando llegaron los técnicos y los dejaron entrar, empezaron felices de la vida a destrozar todos los montones de mental que encontraron.

 

Con el tiempo, conforme disminuía la cantidad de chatarra, y se fijaban en lo que hacían los técnicos: limpiar el oxido, arreglar las piezas de metal, unirlas y soldarlas; le pidieron al jefe que les dejaran hacer ese tipo de actividades.

 

El jefe con mucho temor les dejo que hicieran algo de eso, empezando por desdoblar piezas de metal, luego limpiarlas y así sucesivamente, hasta que con el paso de mucho tiempo se volvieron prácticamente los arregla todo del taller, donde se pasaban todo el día.

 

Al principio llegaban a las 7 de la mañana, hasta que se dieron cuenta que el taller abría a las 9 a.m. y que entre lo que prendían las maquinas, acomodaban todo en su lugar, y preparaban las actividades del día, cosas que le aburrían , ellos podían empezar a actuar como a las 11 de la mañana, por lo que empezaron a pasear por la universidad, llegando a su anterior lugar favorito, que tenían mucho tiempo sin ver, encontrándolo lleno de áreas de trabajos y muchachos estudiando, por lo que salieron huyendo rumbo a los talleres, y al final se acostumbraron a llegar a las 11 de la mañana todos los días, para empezar la acción.

 

Un día estaba uno de ellos en su casa, correteando por el desayuno a su mamá y diciéndole que se apurara, cuando su mamá le pregunto a donde iba tan de prisa, el le dijo, ¡no ves que tengo que estar a las 11 en los talleres para que se muevan¡.